El ambiente
No hacen falta realizar encuesta alguna o estudios cualitativos a través de grupos de enfoque para saber una realidad a todas luces obvia, la gente está arrecha, así sin eufemismos de ningún tipo. Igual está angustiado porque siente que esto marcha hacia un despeñadero.
Las razones de su molestia están claramente vinculadas al pésimo desempeño del gobierno en el área económica, por supuesto asumiendo que el tema seguridad es una variable estructural de los últimos años que puede ser considerada “ceteris paribus” en su influencia sobre el ánimo de la población.
La iliquidez de dólares que de acuerdo a la confesión de Rafael Ramírez en una reciente entrevista televisiva que le realizara José Vicente Rangel en su programa, ocurrió por la falta de planificación gubernamental, más el estrangulamiento del sector privado por los excesivos controles al que ha sido sometido, ha traído como consecuencia natural la escasez de gran cantidad de bienes y servicios, especialmente artículos de primera necesidad, y una altísima inflación que de acuerdo a las cifras del Banco Central se ubicó en el 56,2%.
El panorama no luce para nada favorable, para los próximos meses. Las medidas económicas tomadas por el gobierno distan mucho de resolver los problemas y por el contrario parecen agravarlos aún más. Metido en sus propias contradicciones entre radicales y pragmáticos, dejan a la economía en la debacle, donde la próxima consecuencia parece ser el cierre de empresas con el consecuente incremento del desempleo.
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Estos fríos números tienen sus consecuencias en la calidad de vida de las personas. Sin poder completar la cesta básica, pasando el tiempo en colas, y con el sueldo reducido en dos tercios de su valor, evidentemente no puede tener razones para estar alegres.
En este ambiente, el motivo de cada conversación, por lo general mientras se hace la cola para pagar la harina pan que por casualidad se pudo conseguir ese día, es que la gente es muy pasiva, que algo hay que hacer, que en otros países (Ucrania produce envidia), por algo menos de eso, ya habían tumbado un presidente, etcétera, etcétera.
Por supuesto, quienes realizan estas conversaciones son sencillos ciudadanos que no asumen (no tienen porque) conductas de liderazgo. No son ellos los llamados a realizar las acciones de insurgencia (asumiendo que este es el deseo ciudadano arrecho y angustiado), sería por tanto la dirigencia política de la Mesa de la Unidad Democrática y en especial Henrique Capriles de quien esperaba algún tipo de iniciativa. A la que estaban dispuestos a seguir.
Lamentablemente desde el llamado “Dakazo”, los voceros de la Mud, no han podido articular ningún discurso asertivo y contundente ante los dislates económicos del gobierno, quien con una acertada estrategia comunicacional, logró culpabilizar al resto de la sociedad de sus propios errores y apuntarse la victoria electoral de diciembre.
Capriles: Su pasividad permitió la insurgencia opositora en «La Salida»
Como respuesta a la impasividad de la Mud y Capriles ante la angustia de la gente dos de sus importantes líderes, Leopoldo López y María Corina Machado, se deslindaron de su línea política y ha llamado a la calle con la propuesta de “La Salida”.
La salida el 12 de febrero
La misma gente que un día decidió seguir a Carmona, luego a Juan Fernández y Carlos Ortega, todos en la búsqueda del fast track, ven a Leopoldo López como el líder de la circunstancia, sin ponderar mucho caso de sus fortalezas, pensando ligeramente que la totalidad de la gente piensa como ellos, comienzan acciones de calles, de las cuales no vislumbro éxito alguno y que por el contrario pueden debilitar las luchas futuras en situaciones más convenientes.
Es comprensible que la gente quiera respuesta y que los políticos se la den. Lo que hay que lamentar es el poco criterio estratégico de quienes la realizan.
Leopoldo López: Promotor de La Salida. ¿Posición adelantada?
La manifestación con una importante presencia de la gente. Un amigo comentó que durante 45 minutos vio pasar la marcha de gente por la avenida Bolívar de Valencia. El apagón informativo evitó que la noticia se viera en las televisoras nacionales o regionales. Al final la jornada se afectó por la violencia de pequeños grupos pro-oficialistas y radicales anárquicos pro-opositores.
Mientras en el norte de Valencia (zona donde habita la clase media de la ciudad) bullía la gente, Teresa la señora que nos ayuda en la labores de las casas le cuenta a mi esposa que por su casa (al sur de la ciudad donde vive el sector popular), no pasaba absolutamente nada anormal. Otro amigo me cuenta que en Los Guayos se respiró ese día, absoluta normalidad. La misma clase media que el 2002 gritaba el “Chávez Vete ya” ahora clama por “La Salida” mientras en twitter el hastag #13FVnzlaEnlaCalleNicolásPaElCoñoTeVas se convierte en trending topic. El parecido con ese año es evidente, por lo menos en lo que se refiere al sentimiento de la gente.
El 12 de febrero, mucha gente salió a protestar.
Muestro el siguiente gráfico:
El gráfico muestra los votos obtenidos en porcentaje por Capriles y Maduro en las elecciones presidenciales del año 2013, donde cada punto representa los votos obtenidos en un municipio. A medida que nos ubicamos a la derecha se ve la tendencia del voto a medida que se incrementa la riqueza de los hogares venezolanos y a medida que se desplaza hacia arriba los votos obtenidos en porcentajes, en azul los votos de Capriles, en rojo los votos de Maduro. Como puede observarse existe un importante déficit en el voto opositor en las zonas de menores niveles de ingreso. Les puedo asegurar, a pesar de no contar con las cifras que está situación no cambió significativamente en las elecciones municipales pasadas.
Mientras esta realidad no cambié será difícil salir del régimen, por la vía electoral u por otra vía. Acciones como “La Salida”, poco hacen en este sentido. Por el contrario favorecen la radicalización, terreno donde el gobierno se siente cómodo, haciendo que el conflicto político oculte el pésimo desempeño en su gestión económica.
¿Qué hacer?
A pesar de los altos y bajos la alternativa democrática ha ganado terreno. Se estuvo a menos de dos puntos de obtener la presidencia de la República en abril pasado (Cne dixit). Más que proponer “La Salida”, insisto no hay fuerza para ello, por ahora, lo que hay es que establecer nexos entre la alternativa democrática con los sectores populares. La sensación de rabia y frustración deben ser las mismas en las clases populares, que las que sienten los ciudadanos de clase media, pero su modo de entender la acción política es distinta. Ésta debe ser canalizada políticamente, en un juego donde la apuesta es ciudadana y donde la calle debe tener objetivos concretos a ser alcanzados, el lugar de un todo o nada.
Sin la pasividad de Capriles y la Mud, pero tampoco ir a una lucha existencial de ellos o nosotros, como pretenden los promotores de “La Salida”. Acompañar a la sociedad en su rabia, pero a la vez buscando alternativas que la ayuden a salir a la crisis, que ocurrirá cuando los mismos que votaron por Chávez y luego por Maduro, les digan que hasta aquí llego su largo cuarto de hora.